Instrucciones para leer a Dino Buzzati en la sierra de la Peneda



Para leer a Dino Buzzati en la sierra de la Peneda se recomienda cruzar el Miño por el puente internacional de Tui y seguir por la carretera 202 que, remontando el curso del río, pasa por Monçao y Melgaço, y tuerce luego hacia el sureste para internarse en un distrito montañoso donde, a distinta altura, se suceden las localidades de Cubalhao, Lamas de Mouro, Portelinha y Castro Laboreiro.
A mano izquierda de Portelinha sale una pista hacia el planalto, que es como la gente del país llama a una especie de páramo desabrido, por el cual tengo para mí que cabalgó Giovanni Drogo en su marcha a la Fortaleza Bastiani. Si ha de situarse la Fortaleza en un punto concreto del mapa, yo la pondría en los breñales de Castro Laboreiro, donde aún son patentes restos de sus muros. El sitio es inexpugnable para los tártaros y un lugar como otro cualquiera donde enterrar los sueños de gloria.


La abundancia de megalitos realza el carácter misterioso y arcano del planalto; los hitos fronterizos, que como fantasmas de guerreros se alinean en el brezal, recuerdan el acecho taimado del enemigo, listo para lanzar en cualquier momento la madre de todas las ofensivas.
Al desocupado lector se le aconseja calzar botas de montaña, degustar unas sabrosas costeletas de cordeiro a la moda del país y andarse con mil ojos ante un probable incidente con los fieros mastines de la sierra, que sostienen una guerra ancestral contra el lobo. Nos figuramos que prisas, no tendrá ninguna; ilusiones, todas. Si a ello añadimos el desierto de piedras, matorrales y ásperos riscos que lo rodea por todas partes, seguro que se sentirá como en casa en la Fortaleza Bastiani.
¿Un desierto?
Un desierto, efectivamente, piedras y tierra seca: lo llaman el desierto de los Tártaros.
Drogo preguntó:
¿Por qué los Tártaros? ¿Había tártaros?
Antiguamente, creo, pero se trata más que nada de una leyenda. Nadie debe de haber pasado por allí, ni siquiera durante las pasadas guerras.
Entonces, ¿la Fortaleza nunca ha servido para nada?
Para nada, dijo el capitán.

Dino Buzzati, El desierto de los Tártaros, traducción de Carlos Manzano, Madrid, Gadir, 2005

Publicado en la revista escolar Max Estrella, 20, 2010



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