Malditas lenguas


Las lenguas son el bate de béisbol de los xenófobos. He aquí el verdadero castigo de Babel: no que no podamos entendernos, sino que las usemos a modo de estacas para marcar el territorio -como hacen los lobos con la orina- y cerrar el paso a los bárbaros o romperles directamente la crisma, sean estos forasteros, inmigrantes, rivales u otros. Lástima de esperanto.
Y si oís a un comisario lingüístico pronunciar encendidos elogios de la diversidad de hablas del mundo, fiaos de él tanto como del capitalista que se proclama defensor acérrimo de las libertades. Equo ne credite, Teucri "no os fiéis del caballo", advierte Laoconte a los troyanos... Y añado yo: aunque sea la mula Francis en persona.

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