Monte Aloia, Tui
Cuando llegaban los primeros temporales de otoño, arreciaba el viento y caía la lluvia a mares, Nora Castro se ponía melancólica. Por consiguiente:
- salía al monte a buscar setas
- frecuentaba los cafés donde el tiempo pasa indolentemente
- leía una y otra vez el principio de Moby Dick, y le daban ganas de abandonar sus clases en el Instituto para embarcarse en un ballenero
- dictaba a sus alumnos el poema Recuerdo infantil de Antonio Machado y les explicaba el significado de la palabra monotonía
- sacaba del armario la ropa de invierno y desechaba las prendas que inexplicablemente ya no le quedaban tan bien como el año pasado
- acometía candorosamente estudios arduos, casi inabarcables para ella (por ejemplo, la Antropología de Marvin Harris, o la Botánica de Pius Font i Quer); que por su mala memoria, olvidaba en seguida
- se acordaba de un viaje a Irlanda, al condado de Galway
De
todo lo cual se infiere que el otoño era la estación favorita de
Nora Castro; y que la melancolía, lejos de entristecerla, la volvía soñadora y le
inspiraba los mejores sentimientos.
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