Nosotros, maestros de
primeras letras, conscientes del fracaso escolar al que los
badulaques y zánganos de nuestros alumnos están abocados, según el
informe Pisa, y deseosos de evitar que la peste de la ignorancia
inficione la Católica Monarquía de España, acordamos reunirnos en
asamblea pedagógica y poner los puntos sobre las íes a periódicos
Independientes, gobernantes Incorruptos y padres Implicados en la
educación de sus vástagos que impunemente critican nuestros métodos
de enseñanza tildándolos de vetustos y acusándonos de ineptos.
Otrosí, constituidos en
asamblea, indagamos si existe relación entre el informe Pisa y la
torre inclinada de Pisa, acudiendo al oráculo de Google y a su
pitonisa, la Wikipedia. Como resultado de tales investigaciones,
averiguamos que Pisa es un acrónimo formado por las iniciales de
Program for International Student Assessment, y no el nombre
de la ciudad italiana cuyo fotogénico campanario se venció en 1178
hacia el norte y en 1655 hacia el sur. La sospecha de desviación o
parcialidad del informe, que se nos figura escorado a la derecha, ha
de ser desestimada por maliciosa.
Otrosí. Nadie recele que
la agencia evaluadora de nuestros pacientes estudiantillos de Indias
es Standard and Poor's, Moody's o Fitch, sino la OCDE (Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico), también conocida
como el “club de los países ricos”, pues los estados miembros
representan cerca del 80% del Producto Nacional Bruto mundial.
Otrosí. Debido a
nuestros limitados conocimientos de la lengua universal, inquirimos
al oráculo de Google para que nos manifestara el significado de la
palabra assessment, lo que nos causó asombro y sobresalto,
pues cuando aún solo habíamos escrito las letras asses, el
robot inteligente se apresuró a traducir culos; si bien,
escrita la palabra entera, supimos que significa valoración,
que es menos escatológico.
Ítem. Admitimos que bajo
el reinado de Google no es imprescindible memorizar la lista de los
reyes godos, pero sí una enorme cantidad de claves de acceso a
artilugios, aplicaciones y servicios informáticos; así que salvamos
de la hoguera la educación memorística y condenamos a achicharrarse
en ella a los demagogos e inquisidores que vocean sus diatribas en
las tertulias de televisión.
Ítem. Que si los alumnos
españoles son incapaces de programar un aparato de aire
acondicionado fabricado en China, con las instrucciones escritas en
inglés mandarín y puestas en castellano macarrónico (o no) por
un traductor automático, les exculpamos del delito de lesa
ignorancia y solicitamos al gobierno que tome medidas para proteger
la lengua patria, como por ejemplo romerías a San Millán de la
Cogolla o corridas de toros benéficas.
Ítem. Que al no haber
diferencias significativas entre chicas y chicos en los resultados
del informe, se reconozca las bondades de la coeducación: unas y
otros son igual de zoquetes, no pudiendo ser discriminados por su
sexo ni su garrulería.
Ítem. Considerando los
malos resultados de los alumnos de clase alta, aconsejamos que en sus
colegios privados se prohíban las clases de equitación y se
sustituyan por conferencias de Mario Conde, Gerardo Díaz Ferrán,
Luis Bárcenas u otro ilustre financiero; y que los
campamentos de inglés se trasladen de Estados Unidos a Gibraltar,
donde hablan un inglés más llanito y similar a nuestro pedestre
castellano.
Ítem. Los libros de
texto son, en efecto, un arcaísmo en la era de Google, y ya es hora
de que los maestros modorros nos tomemos la molestia de elaborar
nuestros propios materiales didácticos. En consecuencia, asumimos
humildemente las críticas vertidas por los periódicos
pertenecientes a grupos editoriales multinacionales que se forran
vendiendo libros de texto, y mandamos que se expulsen de las aulas no
solo los libros de texto, sino los materiales digitales con que
pretenden sustituirlos tales empresas para seguir forrándose a costa
de la desidia de los maestros modorros.
Ítem. En la lista de los
países más listos, elaborada por el club de los países más ricos,
detectamos ciertas irregularidades que nos vemos en la obligación de
denunciar:
- El primero de la clase, Singapur, es un microestado del tamaño de un pichón, aunque con garras de tigre capitalista. No procede su comparación con países hechos y derechos.
- Salgan del cuadro de honor Japón y Corea, por ser países donde las vacaciones se consideran una enfermedad vergonzante, como las almorranas, en menoscabo de la salud mental de los estudiantes y, peor aún, de los profesores.
- Por muy cosmopolitas que parezcan, Macao, Hong Kong y Shanghai son ciudades de la República Popular China, en cuyos flamantes rascacielos ondea, descolorida, la bandera roja. ¿Qué pintan en una clasificación de los países mejor educados del mundo?
- A Taiwán no lo reconocen sus hermanos mayores de la China continental. Nosotros tampoco, por satisfacer a los grandes y poderosos.
- Canadá, Finlandia, Noruega y Suecia son lugares en los que el riguroso frío invernal impide a los jóvenes salir a la calle, y convida a la lectura y al estudio. ¿Cómo pueden competir con ellos los escolares de climas templados, donde cielo y sol se conjuran para fomentar la holganza, el vicio y la concupiscencia? Queden fuera del podio.
- Australia es como decir las antípodas, a donde nadie va y de donde nadie viene. Por mucho que se esmeren los estudiantes australianos, no tienen donde lucir sus buenas notas, así que váyanse enhorabuena saltando como canguros.
- Condenamos a Estonia, Chequia, Eslovaquia y Polonia por ser repúblicas del antiguo eje del mal, cuyos sistemas educativos apestan aún a azufre y comunismo: su inclusión en la lista de los mejor educados sería un oprobio para el mundo libre y podría dar alas a las pretensiones de hegemonía planetaria del régimen dictatorial de Corea del Norte.
- Por su pasado comunista, excluimos asimismo a Rusia, pese a sus excelentes calificaciones en las asignaturas de Homofobia y Espíritu Marcial Cosaco.
- Estados Unidos es un universo con muchas estrellas (e pluribus unum): seguramente hay de todo, desde tiroteos en las escuelas a jóvenes emprendedores de Silicon Valley. Al ser el superlativo absoluto, carece de término de comparación. Que se apeen de la burra por abusones.
- Clarificada la lista, España escala posiciones hasta el décimo puesto, entrando por arte de birlibirloque en el top ten de los países más listos del mundo. Y aunque su modesta puntuación no sea para echar las campanas al vuelo, el dato se compensa si tenemos en cuenta que a las potencias rivales -Francia, Holanda, Italia, Alemania, Portugal...- las ganamos al fútbol, por lo que es natural que nos envidien e intenten desacreditarnos.
Los
maestros modorros de primeras letras encomendamos, en fin, a la
prudencia del gobierno que busque el consenso y persiga la anhelada
paz educativa, ofreciendo como asignatura alternativa a la Religión
unos Talleres de argumentación sobre el sexo de los ángeles e
instaurando como lengua vehicular del sistema educativo el código
Morse, de modo que todos no entendamos con puntos y rayas. Por tanto,
punto en boca y no digo más.
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