En
un libro de poesía leemos: Mi casa es una casa roja bajo la fibra
de un rayo, mi casa es la visión y la beldad de una isla. Aquí cabe
la gala del mandarín y la escrupulosa usura de las edades antiguas.
Nadie
entiende nada. No tiene sentido, se quejan. Exigen explicaciones y
análisis estilísticos.
Aprovechamos
para recordar que el chino mandarín es la lengua más hablada del
mundo. Y que la usura es una práctica habitual en los bancos.
Miramos en la Wikipedia la vida y obra del autor (Juan Carlos
Mestre).
Nos
distraen las ráfagas del temporal. Resulta que estamos en alerta
roja y el libro se titula La casa roja.
El
gracioso de turno dice que la casa roja es una casa de putas. Los
demás se ríen y yo amenazo con hacerle copiar el poema mil y una veces.
Comentarios
Publicar un comentario