Dejad hacer, dejad pasar




El alumno que tira un papel al suelo y al ser reñido por el profesor contesta con insolencia: “ya lo recogerán las limpiadoras, que para eso las pagan” merece un castigo severo. Pero no nos ensañemos con él: la criatura se limita a aplicar la lógica del mercado y, en todo caso, lo que oye en casa y en la televisión. Acaso llegará lejos, por lo menos a hombre de negocios o a ingeniero de finanzas. Enemigo de que el Estado se inmiscuya en sus asuntos, cuando haga fortuna se quejará de los impuestos, la inoperancia de los servicios públicos y la mala calidad de la educación.

Será un emprendedor. No lo frustréis: dejad hacer, dejad pasar.



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