Egiptanos, porque se creyó que procedían de Egipto




En su bandera, que no ondea en ningún edificio oficial, el azul representa el cielo y el verde, la tierra. El escudo es la rueda de un carromato, emblema de los pueblos nómadas. No tienen un Estado y carecen, por tanto, de ejército; de hecho, nunca han declarado la guerra a nadie. Son un pueblo con cultura propia, pero ni siquiera poseen el estatuto de región de segunda o una diputación provincial que vele por sus intereses. 
 

Si un español no quiere ser francés o un gallego no quiere ser castellano, todos asumimos con naturalidad la irreductible disyuntiva. En cambio, si ellos no quieren ser nosotros nos indigna su ingratitud y les acusamos de racistas por su perseverancia en no desaparecer.


Las Cortes de Castilla, en 1594, mandaron separar a los hombres y las mujeres para que no se reprodujesen. En 1639 hubo una redada de varones: a los capturados se les enviaba a remar a las galeras. El 31 de agosto de 1749 se lanzó la Gran Redada que pretendía su expulsión definitiva del territorio español; fracasado el ambicioso objetivo inicial, se optó por encerrar a las mujeres en casas de misericordia y a los hombre en arsenales de modo que no cohabitando, no tuvieran hijos. Los nazis los asesinaron en los campos de concentración, pero su sacrificio apenas se recuerda en los libros de historia. Su literatura no merece una línea en los manuales de literatura hispánica ni universal, aunque en los orígenes fuera el canto de los rapsodas y los juglares. En una asignatura de lengua que prestara más atención a la oralidad probablemente serían alumnos aventajados y obtendrían las mejores calificaciones.


Habrá un día en que sus mujeres sean más libres y sus tradiciones no sirvan de cadenas para esclavizar a los más débiles: en eso estamos en la misma lucha.


Según el Diccionario de la Real Academia, el nombre del pueblo en cuestión equivale coloquialmente a persona que estafa u obra con engaño; sin embargo, otras acepciones posibles serían soñador, enamorado de la vida, errante e indómito. Valga el siguiente ejemplo: si un alto directivo de una empresa multinacional se queja de que lleva la vida de un gitano porque en las últimas semanas ha tenido que viajar a Singapur, Sidney, Seattle, Caracas y Belgrado, ¿entendemos que lleva la vida de un ladrón? Tal vez por lo que le toca de director general, pero no desde luego por gitano.



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