Campo Azálvaro


 
 

Alguien lo describió como un valle tibetano en el prólogo de un tratado de caza: En la alta tierra de Ávila, en Campoazálvaro -un valle tibetano, portentoso, pavoroso-, he podido tirar muy de cerca sisones y patos... (José Ortega y Gasset). El juglar de la Edad Media evocó el trasiego de rebaños procedentes de los pastos de invierno de Extremadura y La Mancha: El canpo de Alcudia e toda Calatrava / el canpo de Fazálvaro, en Valsaín entrava: / en tres días lo andudo, semeja que bolava; / el rroçín del rrabí con miedo bien andava (Libro de Buen Amor, estrofa 1187).

  En el páramo de las aves esteparias hay un modesto campo de golf, y aerogeneradores gigantes en las lomas donde antes aullaban las manadas de lobos. 


Veréis allí las ruinas de ventas y caseríos, e hitos de piedra que cuentan las distancias en leguas: recuerdo de un mundo perdido de caminantes. Veréis una carretera, por lo general solitaria, que parece no ir a ninguna parte, con Gredos a un lado, Guadarrama a otro, y toda Castilla hasta el último confín. 




Que en vuestro vagabundear  os acompañe el galope del viento, el vuelo del milano y el canto del sisón. Sabed que estos lugares se llaman Navalaviga, Las Erijuelas, Pascualdomingo, El Raso. 



 
Es el Campo Azálvaro, aunque podría ser Tíbet, los Altos del Golán, Patagonia o Llano Estacado. 



Comentarios

  1. Navalaviga ahí he vivido yo muchos años aunque hace que ya no estoy soy mayor pero nunca se me olvida siempre digo mi casa ha sido mi juventud siempre me emociona la vida con mis padres

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