Condicional electoral




Constata la Gramática de la Academia el declive del uso del futuro de subjuntivo en las prótasis condicionales, es decir, la desaparición de un tiempo verbal que tiene la virtud de reforzar el carácter hipotético de la condición expresada. El ejemplo que cita del Cantar de mio Cid es muy hermoso: Si lo que digo fizieredes, saldredes de cativo. El futuro de subjuntivo sobrevive a duras penas en el castellano rural de las islas Canarias y el Caribe; y por otra parte, en los textos jurídicos y administrativos.


Lo que oímos en las campañas electorales, que son días de muchas promesas y compromisos que se lleva el viento, se corresponde más bien con las oraciones condicionales de periodo real, en las que la prótasis u oración subordinada va en modo indicativo. Un candidato a alcalde puede declarar Si ganamos, bajaremos los impuestos, pero raramente optará por la fórmula potencial Si ganáramos, bajaríamos los impuestos, que implica reconocer la posibilidad de no salir elegido. Y solo a políticos de partidos minoritarios o radicales en cuestiones de gramática, se les ocurriría fustigar a los electores con el arcaizante futuro de subjuntivo: Si lo que digo hiciereis (o sea, votarnos), saldréis de la crisis
 

Si ganan los de siempre, nada cambiará: he aquí una construcción condicional en la que el periodo real parece justificado, pues el riesgo de que suceda lo que dice la prótasis u oración subordinada (que ganen los de siempre) es manifiesto y, en consecuencia, perfectamente verosímil el resultado que expresa la apódosis u oración principal (nada cambiará). Apunta la voluminosa Gramática de la Asociación de Academias de la Lengua: El carácter hipotético de un estado de cosas está en relación inversa con su probabilidad: cuanto menos probable sea su verificación efectiva, más hipotético resulta. De ahí que no proceda en este caso, mal que nos pese, la titubeante construcción de subjuntivo y condicional (Si ganaran las elecciones los de siempre, nada cambiaría).