Las armas y las letras

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Pieter Brueghel el Viejo, El triunfo de la muerte, hacia 1562


Desde muy joven, como correspondía a su estamento y linaje, Jorge Manrique intervino en batallas contras los moros, contra Enrique IV y contra Juana la Beltraneja. Su lema era: “Ni miento ni me arrepiento”. En 1479, después de tanta hazaña, al poeta de las coplas por la muerte de su padre, la muerte le vino a llamar cerca del castillo de Garcimuñoz. ¿Murió sin matar? ¿A cuántos enemigos acuchilló? En tierras del Záncara, ¿sus huestes arrasaron aldeas, incendiaron, saquearon y violaron?

Garcilaso de la Vega, el poeta de las ninfas y los pastores enamorados, cayó herido combatiendo a los comuneros en Olías del Rey. Años después, en la isla de Rodas, volvió a salir malparado de una acción contra los turcos. En 1524 lo encontramos recuperado y listo para lidiar con los franceses en Fuenterrabía. En 1529 participa en la guerra del Sacro Imperio Romano Germánico contra la Liga de Cognac y asiste al sitio de Florencia. En 1535 va a la Jornada de Túnez y en 1536 el golpe de una piedra lanzada por los defensores del castillo de Le Muy, en Provenza, acaba con su vida y deja literalmente descabezado al tercio de infantería que mandaba. Cuando se sometió la fortaleza, el emperador, enfurecido, mandó ahorcar a la guarnición. Aparte de estas víctimas colaterales, ¿a cuántos hombres degolló y mutiló el buen caballero y poeta?

Al poeta Francisco de Aldana se le conoce como el “divino capitán”. Murió heroicamente con 41 años en la jornada de Alcazarquivir (1578). De ella no volvería el rey don Sebastian, a quien aún se le espera. De los más de 10.000 muertos, ¿qué cupo correspondió al autor de la carta a Arias Montano sobre la contemplación de Dios?

Cuando en octubre de 1571 Cervantes acometía a los turcos bajo las banderas del Tercio de Miguel de Moncada, compañía de Diego de Urbina, ¿a cuántos hombres traspasó con su acero? ¿Cuántos jóvenes Mehmet o Alí no regresarían jamás a sus casas, llevándose como última visión de este mundo el rostro aguileño, la nariz corva y la barba de plata, teñida de sangre, del creador del Quijote?

Lope de Vega luchó en la batalla de la isla Terceira a las órdenes de Álvaro de Bazán. ¿Era el mismo Lope de Vega a quien, según el romance, para andar consigo le bastaban sus pensamientos?

Para Calderón de la Barca la vida era sueño y la milicia, una religión de hombres honrados. En la guerra de Cataluña, al servicio del duque del Infantado, ¿a cuántos hombres condenó al sueño eterno?

El ilustrado José Cadalso se alistó al regimiento de caballería de Borbón en 1762. En sus filas luchó contra los portugueses y tuvo un duelo con el marqués de Tabuérniga, con quien, al parecer, compartía borracheras. En 1777 fue ascendido a comandante de escuadrón y en 1781, durante el asedio de Gibraltar, a coronel. Poco después, el 27 de febrero de 1782, murió como consecuencia de un impacto de metralla o granada en la sien. ¿Cuántas madres de Plymouth, Bristol o Canterbury no habrían de lamentar también, en noches lúgubres de desvelo, la muerte de sus hijos? ¿A cuántos muchachos arrancó la vida el fuego del moralista y precursor romántico?


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