Hockney, David, Pearblossom Highway, 11-18th April 1986 #2 |
Gevgelija
es un sitio por donde pasaba con cierta frecuencia en 1988. Entonces
era una estación fronteriza en la línea de Skopje a Tesalónica. En
Gevgelija se detenían los trenes procedentes de Yugoslavia con
destino a Grecia o los que desde el sur remontaban el curso del
Vardar y seguían luego a través de Serbia hasta Belgrado y
llegaban, más allá del Danubio, hasta Alemania. El pueblo de la parte
griega se llama Idomeni, pero eso lo había olvidado hasta ahora, cuando
se ha hecho tristemente famoso por los campamentos de refugiados.
De
Gevgelija solo recuerdo las largas esperas en el vagón y la pequeña
trampa que consistía en sacar dos billetes, uno de Tesalónica a Idomeni y otro de Gevgelija a Skopje, en vez de uno internacional
con el correspondiente recargo. Los evzones, de
falda plisada y fusil al hombro, montaban guardia en la frontera con la república socialista.
Pero
sobre todo me acuerdo del encuentro con un pobre hombre que nos
abordó a un compañero australiano y a mí mientras charlábamos en
una calle de Gevgelija. El pobre hombre dijo unas palabras en su
idioma que no entendimos. Luego, para hacerse entender mejor, repitió
tres palabras que incluso nosotros, extranjeros asentados en
Macedonia, con escasos conocimientos de la lengua eslava, pudimos
interpretar fácilmente. Recuerdo bien las tres palabras: Tuka
nema leb, que quieren decir: Aquí no hay pan. El
pobre hombre acompañaba las palabras con el gesto internacional de
llevarse la mano vacía a la boca.
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