En la muerte de Fidel Castro


Fidel Reading by Alberto Korda
Alberto Korda, Fidel leyendo (Museum Syndicate)



Mi pecado es terrible;
quise llenar de estrellas
el corazón del hombre.

(Marcos Ana, muerto el 24 de noviembre de 2016, un día antes que Fidel Castro)


El 14 de septiembre de 1959 Fidel Castro presidió el acto de apertura del curso escolar en Ciudad Libertad, la fortaleza militar donde se gestó el golpe de estado de Fulgencio Batista contra Céspedes y que el gobierno revolucionario transformó en en un Instituto de Ciencia y Tecnología.

Fidel arenga a los compañeros colegiales. Sabe que llevan varias horas de pie, esperando el discurso. Promete ser breve para decirles algunas cosas que siente.

En todos nosotros hay un sentimiento de odio contra la Injusticia y contra el abuso. Nadie está de acuerdo cuando en la escuela el mayor atropella a los más pequeños; nadie está de acuerdo en la escuela cuando el más fuerte quiere avasallar al más débil; todo el mundo desprecia en la escuela al que quiere imponerse por la fuerza abusando de sus compañeros. Y eso era lo que estaba ocurriendo en todo el país...

Porque, efectivamente, si en todo el país, en nuestro país, los poderosos, los abusadores, los corruptos cometen impunemente sus fechorías y nadie los castiga, ¿qué ejemplo estamos dando a los niños en la escuela? Si el propio sistema educativo inculca los valores del egoísmo y el atropello, disfrazados de cultura de la competitividad, estamos criando cuervos, no personas. He ahí por qué se muestran tolerantes con el acoso escolar muchos padres, más allá de hipócritas exhibiciones de indignación: porque saben que el pez grande se come al pez chico y prefieren a sus hijos en el bando de los tiburones.

¿Ustedes quieren ser buenos revolucionarios?, pregunta Fidel a los compañeros colegiales. Y ellos responden al unísono que sí. Pero el comandante barbudo les advierte: quien quiera ayudar a los rebeldes tiene que cumplir con su deber de estudiar. Al niño no hay que obligarlo a estudiar -matiza-. El niño debe sentir deseos de estudiar, porque el que no estudia no se divierte. Nada más lejos de la diversión que los paraísos televisivos de estupidez y nadería o las bacanales de droga y botellón. En la vida real alternan las trabajos y las diversiones. Los conocimientos que adquirimos gracias al estudio, a menudo arduo, de la Historia, la Geografía, la Aritmética, la Agricultura, nos permiten disfrutar mejor de la vida y contribuir al bien común. Por ello les dice Fidel a los escolares, como el padre a su hijo pequeño en el poema de Bertolt Brecht: estudien la Gramática para que sepan expresar correctamente sus buena ideas; estudien Literatura si quieren comprender las cosas que hablamos los revolucionarios. 

A cambio de esta fortaleza que les entregamos, y les decimos que les vamos a entregar, a cambio de las playas que vamos a hacer, de los campamentos para excursiones que vamos a organizar, de todo lo que vamos a hacer para la niñez, una sola cosa queremos nosotros de ustedes, y es que ustedes estudien también.

Fidel promete reunirse al año que viene, y todos los años, con los compañeros colegiales. Así que, ¡a estudiar!, les grita.

Este año, sin embargo, Fidel Castro faltará a su cita en Ciudad Libertad.


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