Dicen que en la Casa Blanca ya no se habla castellano. Esta supuesta discriminación del
idioma español en los primeros días de presidencia de Donald Trump, cuando hay
tanto que hacer, tanto que firmar, tantos muros que levantar, se
deberá seguramente, como fuentes oficiales han explicado, a una avería informática, pues parece
improbable que un asunto tan insignificante constituya una prioridad
para el nuevo gobierno norteamericano, que cuando aún no ha concluido la
mudanza de los ilustres inquilinos, ya se apresura a eliminar la versión
hispana de la página web.
No obstante, si de verdad don
Donald o su equipo tuvieran tanta tirria al castellano, qué gran
honra para el idioma de México, América Latina y España, y qué
oportunidad para que el Instituto Cervantes lo promocione en el
mundo.
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