¿Una de las dos Españas / ha de helarte el corazón? No, a
mí me lo hielan las diecisiete. ¿Será posible que quien haya
nacido en una parte de España y viva o se mueva en otras haya de
soportar en todas el mismo rollo chovinista y reaccionario sobre la
identidad, la lengua y la historia propias; los árboles sagrados,
las montañas inexpugnables; los agravios milenarios; los cuentos que
cuentan las viejas al amor de la lumbre; la sobriedad, el duende, la
retranca; los toros, las vacas y las águilas imperiales; las
literaturas intraducibles, los sentimientos intransferibles; los
climas dispares y las distancias en años luz que nos separan e
imposibilitan cualquier atisbo de cordialidad; y todo, en definitiva,
para recordarte cada dos por tres que no eres ni serás nunca uno de
los suyos? ¡Qué peste de España una, España trina y España
plural!
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