Apuntes del Guadarrama, 6





Metafísico estáis (contemplando un páramo, un yermo, un altiplano como el Campo Azálvaro).

Es que no ando, leo a los poetas de Castilla.



Cuando la ciudad ciñe la Sierra y las urbanizaciones escalan las laderas hasta cerca de las cumbres, se acuerdan de declararla Parque Nacional. Más valdría declararla Zona Catastrófica y aplicar medidas de emergencia para evitar su total devastación. Pienso, sin ir más lejos, en el caso de Valcotos, donde se desmontó la estación de esquí y hoy se recupera de sus heridas el alto Guadarrama.



En las peñas de Cuelgamuros los fascistas erigieron su colosal monumento a la Victoria. Templo de la religión del odio custodiado por sacristanes del Anticristo aspira a fundirse con el paisaje de Guadarrama, como el cercano monasterio del Escorial o los palacios de Riofrío y La Granja. La erosión natural, el ciclo de las estaciones, la caída de las hojas, las nieves del invierno y el cultivo de la desmemoria juegan a su favor. Cuando nosotros seamos polvo, las piedras que aplastan a los muertos permanecerán. Piedra sobre piedra, el hombre, dónde estuvo?, pregunta Neruda a las piedras de la ciudad perdida de los incas. Y clama: Devuélveme al esclavo que enterraste! Pero el Valle de los Caídos no es vestigio de ninguna civilización perdida. Es solo un coloso que estremece por su inhumanidad, como las picotas donde se exhibían los cuerpos descuartizados de los reos para aviso a caminantes.


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