Castellano, 1 y 2




(Castellano, 1) Yo soy castellano por dos motivos, decía mi amigo Nuño Núñez, maestro republicano de Navalcarnero: el primero, porque habiendo nacido y vivido en Castilla difícilmente podría ser otra cosa; el segundo, porque tan malo o tan bueno me parece ser de Castilla como de Euskadi, Lombardía o las Islas Feroe, por citar otros lugares donde uno puede nacer sin proponérselo. 
 
Si entendemos el Estado como la casa de todos es decir, la de todos los que decidan convivir con libertad y respeto mutuo, el Estado constituye un avance con respecto a la Nación, porque el Estado es una construcción política, y la política ha de ser diálogo y civismo. Lo que une la política tiene un plus de dignidad sobre lo que une un idioma, una cultura o una religión que no hemos elegido al nacer

Tal es la España a la que deberíamos aspirar. Por mi parte, siendo castellano, no me considero más español que nadie, cualesquiera que sean su idioma e ideología. Y si algo reprocho a mis paisanos de Castilla y de España es que confundan lo castellano con lo español, empequeñeciendo a España y ninguneando a Castilla.







(Castellano, 2) Continúa Nuño Núñez: Asistí en un pueblo de Castilla a un festival de teatro clásico. Un viaje por tierra de pinos, el corral de comedias, los versos del XVII, la cerveza y el atardecer en la plaza me llenaron de amor a Castilla. Luego vi el cartel de una corrida de toros y se me cayeron los palos del sombrajo. Cuando me recuperé del golpe, ya no quería ser castellano: quería ser catalán.


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