Comunistas




Si usted se declara comunista, hágase a la idea de que tendrá que rendir cuentas a todo el mundo. Los millones de personas asesinadas por Stalin pesarán sobre su conciencia, aunque usted sea un comunista de Moratalaz, pongamos por ejemplo, y lo más parecido que haya visto a un ruso sea un repartidor de butano polaco.


Las violaciones de los derechos humanos en Cuba perjudicarán gravemente su salud y de nada le valdrá alegar que las violaciones de los derechos humanos en su propio país, incluso en el propio Moratalaz, le preocupan tanto o más que las del lejano Caribe; ni fantasear con Cuba como un idílico destino de vacaciones, lejos, por desgracia, del alcance de su bolsillo.


Si usted se declara comunista deberá recordar la matanza de Paracuellos, el genocidio de Camboya, la hambruna de Etiopía y otras muchas calamidades. Todo el mundo le recordará la memoria histórica, que es, efectivamente, ese conocimiento de la historia y esa justicia sin fecha de caducidad de la que algunos desmemoriados no quieren acordarse en nuestro país.
 

Venezuela es el pan nuestro de cada día; nos distrae del paro, la corrupción y las iniquidades nacionales. A ver si lo adivina usted: ¿Quiénes son los culpables de los disturbios en Caracas y del secuestro de los Reyes Magos en la Cabalgata de Madrid? ¡Los comunistas!


Si usted se declara comunista y le gusta montar en bicicleta incurre, sin duda, en una grave contradicción. ¿Tiene derecho un comunista a gastarse mil euros en una bicicleta? Si los comunistas no respetan la propiedad privada, ¿la bicicleta debe ser nacionalizada? Si usted se declara comunista y le gusta la fotografía, bañarse en la playa, el cultivo de las camelias, bailar en la discoteca o comer marisco en las grandes ocasiones, piense por un momento en los coreanos del Norte, que jamás disfrutarán de esos lujos capitalistas, y en qué bando estarán sus camaradas rojos cuando Corea del Norte invada Estados Unidos y el Gran Timonel presida las celebraciones de la Nueva Era en Times Square.


Solo los capitalistas no tienen nada de que avergonzarse. Han pasado por la historia sin romper un plato. Vaciaron el plato y dicen que se ha acabado la Historia.


Comentarios