Seísmo





Me cuenta una profesora de Lengua: 

Hoy hemos buscado en el diccionario de la Academia sismo, porque ha habido un terremoto en México y la palabra está en todos los titulares. La cifra de muertos supera el centenar y entre ellos hay decenas de niños que asistían a la escuela y que tal vez estuvieran consultando también el diccionario en el momento en que se produjo la sacudida de la corteza terrestre.


Se puede decir, por cierto, sismo o seísmo, pero la forma con hiato está más cercana a la etimología griega.


Aquí la mayoría lo llamamos terremoto y nunca hemos vivido uno de verdad.


Un terremoto es también una conmoción ocasionada por un suceso grave o inesperado. Incluso de una persona inquieta, agitada, bulliciosa, en definitiva, un rabo de lagartija, decimos que es un terremoto. Así podríamos redactar un titular en los siguientes términos: El presidente de los Estados Unidos provoca un terremoto en las Naciones Unidas. O más breve: Trump amenaza al mundo
 

Con estas divagaciones, los alumnos aprenden a distinguir entre significante, significado y referente. Los introducimos en la etimología y en las variedades geográficas del idioma. Repasamos los hiatos. Vemos los usos figurados, los adjetivos y la sinonimia. Abordamos el lenguaje periodístico. 
 

Aplicamos la pedagogía de Juan de Mairena: para decir bien hay que pensar bien y para pensar bien conviene elegir temas muy esenciales. Por eso advertimos del peligro que supone Trump para la paz del mundo. 
 

Pero para temas esenciales en la clase de Lengua, la muerte: Sobre la muerte, señores, hemos de hablar poco. Sois demasiado jóvenes... Sin embargo, no estará de más que comencéis a reparar en ella como fenómeno frecuente y, al parecer, natural... Recordad, pues, que los niños muertos bajo los escombros de México podríais ser vosotros.







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