Hoy,
en la clase de Literatura, leemos el cuento de Juan Manuel que trata
de lo que le sucedió a un hombre que casó con una mujer de muy mal
carácter, y de cómo la sometió y redujo a la obediencia.
La
noche de bodas, el hombre pide agua al perro y el perro no se la da.
El recién casado lo mata a cuchilladas. Luego pide agua al gato y el
gato tampoco se la da. Muere estrellado contra la pared. A
continuación viene el turno del caballo. El caballo no entiende, no
obedece. El enloquecido esposo le corta la cabeza. Por último, el
hombre se dirige a la mujer manchado de sangre, lleno de furia, con
la espada en la mano. Ordena que le sirva el agua. Ella obedece en el
acto.
A
la mañana siguiente todo son felicitaciones para el joven que tan
prudentemente ha sabido gobernar su casa.
El
cuento lo escribió un príncipe castellano cuya obra literaria
representa la ideología de la clase dominante en la sociedad feudal.
Seiscientos años después, las descendientes de aquellas mujeres
aterrorizadas leen sus textos y apuntan ideas para un comentario
crítico. En realidad aún no son mujeres, son niñas de doce años...
y lo que más les duele de la historia es el maltrato que el
protagonista inflige a los animales.
El
lunes retomamos la lección interrumpida el viernes con la famosa
frase de Luis de León:
−Decíamos
ayer (Dicebamus hesterna die)...
¿Os acordáis de
cuál era el tema que estábamos estudiando?
Tras
un turbulento fin de semana, nadie
se acuerda de nada, la
desconexión ha sido total...
Y eso que solo han pasado dos días, no los cuatro años que el autor
de la Oda a la vida
retirada
estuvo encerrado en prisión.
Me
preguntan si hay que memorizar la vida de los escritores: la fecha y
sitio de nacimiento, orígenes familiares, formación y todo lo demás.
Yo les recomiendo que lean los apuntes biográficos porque son muy
entretenidos.
−Pero,
entonces, ¿entran en el examen?
−No
−les
digo−. La nuestra no es una asignatura de famoseo.
Para el examen
repasad
la historia... Estudiad
la economía y la sociedad, aprended
los sistemas políticos, analizad los movimientos culturales... Pensad que fuera de la realidad histórica no existen los genios capaces de arrancar notas al arpa... ni aun las mismas arpas.
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