Penélope silenciada




En la conferencia La voz pública de las mujeres, pronunciada en 2014 por cortesía de la London Review of Books y publicada cuatro años después en el manifiesto Mujeres y poder, la arqueóloga Mary Beard llama la atención sobre un episodio de la Odisea: el primer ejemplo documentado de la tradición literaria occidental en que un hombre manda a una mujer que se calle. El hombre es Telémaco, hijo de Penélope y Ulises; y la mujer silenciada, su madre: Madre mía, vete adentro de la casa y ocúpate de tus labores propias, del telar y de la rueca... Mío es el gobierno de la casa

Tengo la costumbre de subrayar frases que me gustan en los libros que leo y la Odisea es uno de mis libros de relectura favoritos. Me entra, no obstante, la duda de si yo también habré destacado el fragmento que comenta la arqueóloga inglesa. Acudo a mi manoseado volumen de la Biblioteca Clásica Gredos, canto I, versos 355 y siguientes. En efecto, ahí está señalado con el círculo y la cruz inferior, símbolo de Venus. Leo en la traducción de José Manuel Pabón: el hablar les compete a los hombres y entre todos a mí, porque tengo el poder de la casa. También a mí me habían impactado las palabras de Telémaco; pero lo cierto es que no recordaba el texto y desde luego no me hubiera inspirado las reflexiones de Mary Beard.


En el hermoso libro de viajes Les escales de Llevant, Josep Pla recuerda, al arribar a Ítaca, la hipótesis formulada en 1897 por el helenista Samuel Butler: la Odisea habría sido escrita en Trapani, Sicilia, por una mujer, Nausica. Añade Josep Pla: Alguns decennis més tard ─Butler morí el 1902─, l'origen femení de l'Odissea fou reprès pel novellista Robert Graves, que aquest últims anys ha passat moltes temporades a Mallorca. De todos modos, en el caso de que Homero fuera una mujer, me pregunto si alguien, allá por la Época Arcaica, habría cargado las tintas en la insolencia de Telémaco. Que sí lo haga Mary Beard desde una perspectiva feminista contemporánea es lo revelador para nosotros.




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