Literatura de viajes, 5





Cuando estuve en los fiordos de Noruega, pensé que ya no me quedaba por ver un lugar más hermoso en el mundo. 

Cuando fui al desierto del Sinaí, me dije: "Ahora sí, nunca encontrarás nada que lo supere". 

En las colinas de Tesalia, en los glaciares de los Alpes y en la selva del Amazonas, paisajes tan diversos, tuve el mismo presentimiento de haber llegado al final del camino de la perfección. 

Entonces conseguí un mapa mudo, una mochila de supervivencia, unas botas de siete leguas, una guía del quinto pino y salí a dar un paseo por los montes de mi pueblo. 

Y anoté en mi cuaderno de viaje: "Si no fuera por estos montes, nunca habría buscado los Andes. Si no fuera por estos caminos, nunca habría cruzado el estrecho de Magallanes. Si no fuera por esta hermosura de tierra, nunca habría descubierto tantos lugares que son los más hermosos de la Tierra".


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