Artefactos culturales


Roque Dalton (Wikipedia)


En Madrid un hombre fue a la Cuesta Moyano a pasar el rato en las librerías de viejo. “Buenos días”, saludó al escritor de la boina, erigido en su pedestal. En un puesto de libros revolucionarios compró las poesías de Roque Dalton. En un puesto de libros desahuciados compró un ejemplar del Coyote. Por cinco euros se llevó un tratado de oceanografía publicado en México en 1955. Y por ocho, Judíos, moros y cristianos, del premio Nobel Camilo José Cela antes de ser el premio Nobel Camilo José Cela.

Con el tesoro en la mochila anduvo hasta el Jardín Botánico. Sentado en un banco del parque leyó los poemas de Roque Dalton. A miles de kilómetros de El Salvador torturado, leyó Simple es la voz: ¡Hay que afiliarse al alba, / a la esperanza!: versos que le reconfortaron tanto como las plantas exóticas, la felicidad de los turistas japoneses y la claridad del cielo que pintó Velázquez.


 

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