El profesor salió hecho una furia de clase. Nadie le escuchaba, nadie mostraba interés por nada, el alboroto era realmente insoportable. ¿Cómo le hacían eso a él, un pedagogo progresista que fomentaba la lectura de los clásicos, que promovía los debates, el trabajo colaborativo y el librepensamiento?...
Lo único que pedía a sus alumnos en la clase de Lengua era un mínimo de atención mientras leía en voz alta el capítulo de Las mil y una noches que cuenta cómo Shahrasad, hija del visir, una chica cultivada que había leído muchos libros y sabía poemas de memoria, se entregó en matrimonio al tirano Sharayar, asesino de mujeres, y, gracias a la literatura, salvó su vida y la de numerosas personas.
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