El quinto pino




Yo, que me crié en un país de pinos, reivindico con orgullo patrio el quinto pino. Pero, ¿dónde está el quinto pino? El diccionario nos informa solo de que es un "lugar muy lejano". Podría darse la circunstancia de que dicho lugar fuera un desierto sin árboles; basta, sin embargo, que esté en las quimbambas para que reciba con propiedad el apelativo de quinto pino. Paradójicamente el quinto pino puede ser una playa con cocoteros o un volcán en erupción. Por qué se dice “quinto pino” y no “séptimo alcornoque” o “decimocuarto nogal” es un misterio que no han dilucidado aún los lexicólogos. 

Sobre el terreno, en sierras y llanuras donde abundan los pinares, se nos figura poco menos que imposible distinguir el quinto pino de sus demás congéneres: habría que atravesar el bosque, con todos los peligros que ello conlleva, para localizar el árbol más apartado, que a lo mejor hace el número de cinco millones, pero que se le llama el quinto por redondeo y por costumbre.


Si en vez de un pino fuera un álamo de la ribera o del camino, lo distinguiríamos por los corazones y las iniciales que los enamorados graban en la corteza. Si en vez de un pino fuera un abedul, cantaría en una de sus ramas un pájaro azul. Si fuera un limonero, lo sabríamos por los limones. El quinto pino, en cambio, nunca tiene un cartel que indique: N.º 5.


La literatura debe mucho en sus orígenes al quinto pino: “Érase un leñador (o campesino o pescador) que un buen día salió de su casa y se fue pal quinto pino...” A veces el quinto pino era una guerra como la que se armó en Troya, que llevó lejos de sus casas a insignes varones.


Un pastor de renos prende una hoguera bajo un pino de Finmark, Noruega. Una turista japonesa toma un helado bajo un pino del Trastévere, en Roma. Ambos pinos, separados por una distancia de cuatro mil kilómetros, son el quinto pino.


Yo, que me crié en un país de pinos, pregunto. ¿Quién les diría a los pinos de Cuéllar que son hermanos de los pinos de Valsaín? Decidme vosotros: leñador, resinero, fabricante de ataúdes, marino de altura...








Comentarios