Dioses o demonios






En el capítulo XLVII de la Historia verdadera de la conquista de Nueva España refiere Bernal Díaz del Castillo que los hombres de Cortés prendieron a cinco recaudadores enviados por Moctezuma para cobrar los tributos que los mexicas imponían a los totonacas y la rebelión de estos contra aquellos que alentaron los castellanos; lo cual agrandó notablemente el prestigio de los conquistadores, cuyos caballos y armas de fuego ya habían llenado de terror a los incautos nativos. Dieron, pues, los totonacas en creer que los hombres de Cortés eran teules: desde allí adelante nos llamaron teules —anota el cronista—, que es, como he dicho, o dioses o demonios

Dioses o demonios como el soldado Heredia el Viejo, un vizcaíno de horrenda catadura, barba montaraz, cara medio acuchillada por lances de las guerras de Italia, tuerto y cojo, a quien enviaron a Cingapacinga pegando tiros al aire para que lo oyesen y viesen los indios y, espantados, se convencieran de los poderes sobrenaturales de los españoles. 

Esto pongo aquí por cosa de risa —concluye Bernal Díaz del Castillo una aventura más propia de rufianes del patio de Monipodio que de caballeros prestos a batallar con molinos de viento.


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