No tan Ciudadanos





Si en algo estoy de acuerdo con quienes reivindican torticeramente la memoria de Clara Campoamor y, ya puestos en modo feminista liberal, de Mariana Pineda y la Pepa, es en la defensa del 155. Pero no para que se lo apliquen a Cataluña, sino a mi patria chica, Madrid, que seguramente se lo tiene más merecido a juzgar por la gran cantidad de dirigentes locales que purgan sus corruptelas golpistas y antidemocráticas en la cárcel. Si a ello añadimos la reciente entrada en las instituciones de la extrema derecha sectaria, aliada con quienes se dicen seguidores de Clara Campoamor, la republicana madrileña que tanto hizo por los derechos de las mujeres españolas, y se autodenominan liberales, ni más ni menos que como Riego o El Empecinado, ¿no hay razones de sobra para que el Estado intervenga  en defensa de la democracia madrileña como actuó  por la libertad en Cataluña?

Antes de Blackstone que del pueblo madrileño: me refiero a las viviendas públicas que el ayuntamiento del PP vendió a un fondo buitre norteamericano. He aquí el patriotismo de los españoles de bien. Estos que entregan los despojos de la patria a carroñeros extranjeros son  los mismos que, prietas las filas de liberales y ultras, se enardecen al ondear de frenéticas y chillonas rojigualdas en la plaza de Colón. 


Supongo que estará al caer, si es que no se ha publicado ya y yo ando distraído, una indignada diatriba de Mario Vargas Llosa en censura de la alianza que han sellado en Madrid y otras partes de España los supuestos liberales y la extrema derecha nacionalista. No puede dejar en la estacada a Madrid quien tanto habló en favor de Cataluña cuando esta pasó de ser una comunidad liberal, abierta y cosmopolita, a una merienda de nacionalistas (por cierto, también liberales, europeístas y mayoritariamente de derechas). ¿O es que el autor de La fiesta del chivo, quizá una de las mejores novelas escritas en castellano contra las dictaduras, callará ante la ignominia que supone ver la patria de Cervantes mancillada por la entrada de los ultras en su gobierno? Presiento que no se hará esperar mucho la reacción del Nobel peruano: a decir verdad, le basta con un copia y pega de sus airadas manifestaciones contra el nacionalismo radical y excluyente en Cataluña; o mejor aún, una antología de sus mejores textos en favor de la libertad, la tolerancia, la sensualidad, la mezcla de culturas... todo lo que peligra en Madrid por la codicia y bajeza  de los autodenominados liberales. 



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