Todos los caminos llevan a Roma, 5






Consejos para viajeros:

  • Si vas a Roma, no tires un céntimo en la Fontana de Trevi. Ten en cuenta que cada día se recaudan unos 3.000 euros diarios (según Lonely Planet) a costa de las monedas que arrojan los bobos como tú. No te declares a tu pareja, no te hagas un selfi, no te vengas arriba y entones la Traviata. Y desde luego, no intentes imitar el baño de Anita Ekberg y Marcello Mastronianni, bajo pena de ser sancionado por los Carabineros. Si acaso, contempla los dos hipocampos que diseñó Nicola Salvi, el manso y el salvaje, mientras degustas plácidamente un helado de stracciatella.
  • Si vas a Roma cuando hace mucho calor, no pidas helados en cucurucho: se derriten y acabas pringado de stracciatella hasta las cejas. 
  • Si vas a Roma y quieres vivir una auténtica experiencia del Juicio Final, ve a la Capilla Sixtina. Advierte que en el Juicio Final no hay medidas de seguridad elementales, salidas de emergencia, primeros auxilios. Almas de condenados, sí, infinitas, que vagan en lastimosa procesión por salas atestadas y claustrofóbicas: todas han pagado religiosamente su óbolo a los mercaderes del templo.
  • Si vas a Roma y entras en la Capilla Sixtina: No fotos. Silent, please. Ábrete paso a codazos. Pisa. Atropella. Olvídate de Miguel Ángel.
  • Si vas a Roma, no te sorprenda ver a un legionario bangladesí en los alrededores del Coliseo.
  • Si vas a Roma, no compres una marioneta de Pinocho. La casa de Pinocho está en un pueblo de la Toscana.
  • Si vas a Roma y te sientas en la escalinata de la plaza de España, recuerda que allí se sentaron los poetas románticos John Keats y Percy B. Selley, y que a ellos también les dolió el culo.
  • Si vas a Roma, sé respetuosa, no entres en las iglesias con pantalones cortos y camisetas de tirantes (incluidas estudiantes de quince años en viaje de fin de curso). Puedes elegir otros modelos: mallas ceñidas, blusas vaporosas, tacones de aguja, medias de rejilla, escotes palabra de honor, etc.
  • Si vas a Roma, recuerda que la ciudad es eterna, pero tú no. Así que pon en práctica el latín del instituto; si se tercia, un poco de gramática parda, y... carpe diem!
 
 

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