Voy camino de Chipre


De Piri Reis - Transferido desde en.wikipedia a Commons por Hayk usando CommonsHelper.


 Limasol, mi destino en Chipre es una ciudad del sur del país que frecuentaron personajes ilustres. Allí contrajo matrimonio Ricardo Corazón de León con Berenguela de Navarra. Fue el 12 de mayo de 1191. La ceremonia, como no podía ser menos, se ofició en el castillo, y a los fastos concurrieron hermosas damas y nobles señores. Sin duda, amenizarían la fiesta juglares de Provenza, bailarinas egipcias, enanos autóctonos, magos sirios y domadores de osos de Anatolia. En fin, que ya casi veo venir la historia de siempre: la inexcusable visita al castillo, las explicaciones de la guía en la capilla de San Jorge, una tienda en la que venden figuras de caballeros cruzados... Y el retrato del rey que arrasó Sicilia, conquistó Chipre y mandó asesinar a cientos de prisioneros en Acre estampado en camisetas y demás merchandising made in Bangladesh.

Hablando de personajes ilustres, recordemos que el Partido Comunista de Chipre se fundó en Limasol en 1926. Durante cuarenta años, entre 1949 y 1989, su secretario general fue Ezekias Papaioannou, un antiguo combatiente de las Brigadas Internacionales en España. Aunque solo hubo cerca de 60 brigadistas chipriotas en España, en proporción al número de habitantes Chipre es uno de los países con más voluntarios caídos en la lucha contra el fascismo en nuestro país.

Limasol, mi destino en Chipre, es una ciudad que fue ocupada en el siglo XIII por los caballeros cruzados al mando del emperador germánico Federico II Barbarroja. Los mamelucos egipcios la saquearon e incendiaron en 1424. Los turcos la conquistaron en 1570. Los civilizados británicos aún siguen allí, en la base militar de Acrotiri. Yo, viajero en son de paz, solo voy a empaparme de esa historia sangrienta.

Ir a Chipre y repasar a la sombra de un olivo la gramática griega de Jaume Berenguer i Amenós que estudiamos en nuestra juventud soñadora. Se nos dirá que este plan de viaje revela una absurda idealización del pasado, del que borramos selectivamente los peores recuerdos de la etapa escolar: el temor que nos provocaban los exámenes, las arbitrariedades de los profesores, la ardua tarea de aprender un alfabeto extraño y desentrañar las intrincadas flexiones de las palabras. No en vano el griego es la lengua de la que tomamos la palabra nostalgia. Y esta nostalgia es anhelo de regreso a una Ítaca inalcanzable, de la que partimos en cóncavas naves rumbo a guerras inciertas: soñada juventud a la que nunca volveremos, ni siquiera vencedores de cíclopes, magas, sirenas y serpientes marinas.


Antes, en el monte Olimpo vivían los dioses. Alojados en mansiones de cristal, sus orgías divinas trascendían a todo el universo: Zeus, el padre de todos ellos, era marido y hermano de Hera, y su lista de amantes femeninas, que incluye diosas, musas, ninfas y simples pero atractivas mortales, ocupa una tabla de más de 30 filas en la Wikipedia. Ahora, en el monte Olimpo, la mayor altura de Chipre, hay una estación de invierno con pistas de esquí alpino y esquí de fondo. Más información en: www.skycyprus.com.


Cuando vaya a Chipre, ¿visitaré el yacimiento de Khoirokoitía, cuyos habitantes eran bajitos (1,61 los hombres; 1,51 las mujeres), vivían una media de 22 años y se enterraban acurrucados en el suelo de su casa? ¿Subiré a los montes Troodos para sentir la espiritualidad de los templos bizantinos? En la costa de Pafos, ¿tendré el honor de contemplar los acantilados donde nació Afrodita? ¿Me alejaré hasta la península de Karpas, donde pastan los asnos salvajes? Por si acaso, cuando vaya a Chipre, que no se me olvide meter en la mochila el cargador del móvil y el palo de los selfis.

Según los registros meteorológicos, en febrero de 1950 una nevada cubrió toda la isla de Chipre. Qué antigua suena esa historia de aire puro y fresco. Más antigua que la de Gea alumbrando al estrellado Urano; más vieja que la Guerra de los Titanes contra los Dioses; tan maravillosa como la de Afrodita surgiendo de la espuma del mar.






La Línea Verde es una zona desmilitarizada que parte la isla de Chipre en dos comunidades étnicas: al sur, los grecochipriotas; al norte, los turcochipriotas. En la Buffer Zone (Zona de Amortiguación) se encuentra desplegada la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre (UNFICYP), o sea, los famosos Cascos Azules. La Green Line está dividida en tres sectores:


  • Sector One: vigilado por tropas argentinas.
  • Sector Two: responsabilidad del contingente británico.
  • Sector Four: bajo comando de fuerzas eslovacas, húngaras y serbias.

Claro, lo que nos preguntamos todos es: ¿qué pasa con el Sector Three? ¿Se lo saltan porque el tres es un número primo? ¿Cómo van a repartirse el terreno los griegos y los turcos si no saben contar con los dedos de las manos? Pero, bueno, no le busquemos tres pies al gato: dice el dicho que a la tercera va la vencida y la única victoria posible en el conflicto de Chipre es que se derribe el muro.

No he visto en ningún sitio que los niños grecochipriotas estudien turco en la escuela y que los niños turcochipriotas estudien griego. Apunto la duda para preguntársela a mi profesora de Educación Intercultural en Chipre.
 



Comentarios