Pandemia, 18




Los alumnos, chicas y chicos de 16 años, han visto en el aula virtual un reportaje de RT sobre la enseñanza en los campos de refugiados saharauis.

Yo no me fío mucho de lo que cuenta el reportaje sobre los campos de refugiados saharauis. Me parece increíble que Venezuela construya escuelas en medio del desierto del Sáhara, con todos los problemas que ellos tienen; y que Cuba envíe maestras tan lejos de su país, como si fuera una gran potencia. Además, es un reportaje de la Televisión Rusa y ya se sabe cómo funcionan las cosas en Rusia. Lo que me gusta es que los saharauis estudien Español, nuestro idioma.


Me ha emocionado ver a las profesoras cubanas que se desplazan a miles de kilómetros de su país para enseñar en los campos de refugiados saharauis. Debe de ser muy duro tanto para los profesores como para los estudiantes, porque allí no hay nada alrededor.


Supongo que los profesores cubanos que van al Sáhara echarán de menos las playas del Caribe, las palmeras y los mojitos, pero como es una dictadura se tienen que aguantar.


Mi vecina es venezolana y dice que allí las cosas están muy mal. Hay muchos robos y asesinatos. Ella tenía una tienda de alimentación y la gente la asaltó y se llevó todo. Si los venezolanos se dedican a construir escuelas en el Sáhara es solo por hacerse propaganda.


Si aquí estudiar una carrera no vale para nada, porque luego solo te salen trabajos de camarera aunque tengas el título de ingeniera industrial, me supongo que en los campos de refugiados saharauis será todavía peor. De todas las maneras, las profesoras cubanas se merecen un aplauso. Plas, plas, plas.


Yo creo que la culpa de todo la tiene España, que dejó abandonada a esa gente. Debería ser España la que se ocupara de hacer escuelas y enviar profesores. Los venezolanos y los cubanos nos están dando una lección.


El campamento de refugiados parece un sitio bastante inhóspito. No es como en Las mil y una noches. No está en un oasis con palmeras.




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