Español en peligro, otra vez

 


 

Cada vez que un gobierno de talante liberal y moderado intenta una tímida reforma del sistema educativo, que pasa necesariamente por reforzar su carácter público, democrático y laico, he aquí que de pronto el idioma español está en peligro. 


Tan al borde del abismo que la propia Real Academia Española tiene que tomar cartas en el asunto, manifestando su inquietud por que se promuevan obstáculos para que los ciudadanos puedan ser educados en su lengua materna. Bien es cierto que ni a la Real Academia ni a los políticos antipatriotas que azuzan la división y el odio entre los pueblos de España les ha preocupado nunca que muchos niños de España deban estudiar las Ciencias Sociales, las Ciencias Naturales o las Matemáticas en inglés en vez de hacerlo en su lengua materna. Ni nunca, que yo sepa, han reclamado un incremento de las plantillas de profesores de español que garanticen el derecho constitucional de conocer el español a los hijos de la inmigración escolarizados en nuestros colegios e institutos, abandonados a menudo a su suerte, que es el fracaso escolar. Se diría que solo quieren al español para liarse a garrotazos contra los españoles que hablan lenguas distintas del castellano.


 La lengua castellana, cualquier lengua, puede ser un instrumento de discordia si se la apropian los nacionalistas radicales y excluyentes. No obstante, lo propio del lenguaje es el diálogo, el entendimiento, la concordia. Sucede así en la Isla de la Juventud, donde aprenden el castellano jóvenes de medio mundo que cursan sus carreras universitarias en Cuba. Desde los años sesenta, Cuba ha sido una gran academia de español para alumnos procedentes de los países con los que estableció una cooperación educativa, escribe Alfonso C. Cobo en un artículo de la revista Archiletras, 6, sobre la  Isla de la Juventud. Este centro de estudios se ha convertido en la mayor academia de Español como Lengua Extranjera del mundo, con más de 50.000 estudiantes, originarios de unos 45 países. En la Cuba socialista se diseñó también el método de alfabetización Yo sí puedo, gracias al cual cerca de diez millones de personas han aprendido a leer y escribir en 130 países, entre 2002 y 2016. El programa permite alfabetizar a una persona en siete semanas y permitiría erradicar el analfabetismo con solo la tercera parte del presupuesto que la Unesco destina a ese objetivo (fuente: Wikipedia).


No se defiende al español imponiéndolo con exabruptos, chulería y despotismo a los españoles que hablan otras lenguas propias: eso es nacionalismo puro y duro. Si se propaga la peste del nacionalismo, será imposible que nos pongamos de acuerdo en la reforma educativa ni en cualquier otra iniciativa de progreso. Por eso, cada vez que el español está “en peligro”, debemos preguntarnos, ¿qué estamos haciendo bien para que los extremistas de la derecha quieran separarnos, enfrentarnos y romper España? 


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