Estoy vacunado

 


 

 Recién vacunado contra la COVID, leo que el primer ministro británico, Boris Johnson, ha atribuido el éxito de la campaña de vacunación en su país a la avaricia y el capitalismo. Creo que luego ha pedido disculpas. No sé por qué, como no sea por la redundancia.


Yo debo también mi vacuna a la avaricia y el capitalismo. Es un lujo que puede permitirse mi país, lo que me convierte en miembro de una minoría privilegiada. Para acreditarlo, tal vez me otorguen un pasaporte de ciudadano inmunizado contra el coronavirus, que me permitirá subir a un avión o navegar en un crucero. 


Es la avaricia y el capitalismo, Mr. Johnson, la versión civilizada del selvático “sálvese quien pueda”. En definitiva, yo tendría que estar agradecido a la Unión Europea, que en el comité del APDIC (Acuerdo sobre los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio), reunido en marzo de este año en Ginebra, votó en contra de la propuesta de India y Sudáfrica para que se aprobara una exención a las patentes farmacéuticas relacionadas con la pandemia. Votaron a favor más de cien países, pero la propuesta fue bloqueada por los defensores de la avaricia y el capitalismo. 

De este modo, el miércoles 24 de marzo de 2021, a las 9.26 horas, recibí la primera dosis de la vacuna contra la COVID. Fui de los primeros de mi país en vacunarme. Mi país fue de los primeros del mundo en vacunar a su gente. César Vallejo dijo:

Señor Ministro de Salud: ¿qué hacer?
¡Ah! desgraciadamente, hombres humanos,
hay, hermanos, muchísimo que hacer.



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