La gramática es un arma cargada de futuro

 


 
—La clase de Lengua —tomad nota— es una clase de hablar, escuchar, leer y escribir. De gramática también, por supuesto, pero esta es una cuestión que abordaremos complementariamente poniendo el foco en el uso reflexivo de la palabra. ¿Sabéis lo que quiere decir esto?
La profesora hace una pausa para comprobar si los alumnos la siguen. Nadie responde a la pregunta retórica. Hay unos pocos que asienten por la costumbre de quedar bien; otros, la mayoría, pintan monas en el cuaderno o dormitan descaradamente.


La profesora no se desanima. Continúa:
—Como íbamos diciendo, la clase de Lengua es una clase de leer y escribir. Y esa es la tarea que os propongo: yo leo un texto en voz alta y vosotros lo copiáis. ¿Estáis listos para el dictado?
La profesora hace una pausa para comprobar la reacción de los alumnos. Los que antes asentían ahora esquivan su mirada; los que pintaban monas y dormitaban descaradamente —la mayoría— perseveran en su actitud.


La profesora se arma de paciencia. Continúa:
—Como íbamos diciendo, la clase de Lengua es una clase de gramática. Por eso, en vez de dictaros un texto, voy a escribir tres oraciones en la pizarra para que procedáis a su análisis. Podéis analizarlas en un diagrama de árbol o de cajas: en cada rama o en cada cajón debéis poner la clase de unidad y la función sintáctica. Ah, y no se os olvide clasificar la oración por su modalidad y tipo de predicado.


Los alumnos  —no todos, algunos duermen descaradamente— copian las oraciones. Sus análisis duran medio minuto. Se aburren. No distinguen los complementos directos de los indirectos.

 


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