El maestro de Villarriba enseñaba a sus alumnos que Cristóbal Colón era originario de Villarriba. Como pruebas irrefutables alegaba ciertos giros lingüísticos propios del país que el descubridor empleaba en sus escritos, así como la manera de trazar el redondel de la o en su firma. Este descubrimiento, realizado por un equipo internacional de peritos calígrafos, había elevado la autoestima de la gente de Villarriba hasta las nubes; o más arriba aún, hasta la estratosfera. El ayuntamiento había tenido que actualizar la página de hijos ilustres del pueblo para incorporar al marino, que ya figuraba en la lista junto a un jugador del Castilla, una cantante de Operación Triunfo y una misionera muerta de malaria en Guinea.
A escasos kilómetros de distancia, el maestro de Villalmedio enseñaba a sus alumnos que Cristóbal Colón había nacido en Villalmedio. Lo revelaban indudablemente la toponimia comparada de las Indias con la de la metrópoli, ciertos legajos notariales y el análisis del ADN efectuado a unos huesos hallados en una tumba situada en una cripta de una iglesia gótica, que al principio se creía que eran de un mono traído por Colón desde Cuba pero resultaron ser de Colón en persona, dato confirmado por un prestigioso Laboratorio de Biohistoria anglosueco. Si algún alumno ponía en el examen que Colón era genovés, el maestro le bajaba medio punto en la nota final; si ponía que era de Villarriba, le bajaba un punto entero.
No lejos de allí, en Villabajo, había otro maestro que siempre se saltaba el tema del origen de Colón, a pesar de cierta hipótesis según la cual Cristobal Colón sería un caballero natural de Villabajo; hipótesis defendida por la bibliotecaria municipal, que había desempolvado un cuaderno de bitácora atribuido a Martín Alonso Pinzón en el que se revelaban datos biográficos esclarecedores sobre el almirante. Aunque, por supuesto, explicaba los viajes de Colón y su importancia en la historia de los descubrimientos geográficos, el profesor hacía hincapié en las cuestiones del gobierno. Y así, sus alumnos aprendían que bajo la tiranía de los hermanos Colón, a un hombre le habían cortado las orejas por robar maíz, a una mujer le habían cortado la lengua y la habían paseado desnuda entre la multitud por hablar mal del gobernador y a un montón de personas las habían masacrado y habían expuesto sus cuerpos desmembrados en público; es decir, aprendían cómo los explotadores han sometido a los explotados a lo largo de la historia. Este maestro desconfiaba de las leyendas de todos los colores, y se empeñaba en que los jóvenes comprendieran las causas por las que hay conquistadores y hay conquistados.
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