Castilla la común, 11

 

Fuente: De FouPic - Площадь Европы, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=39134936

 

 En la madrileña plaza de Castilla no hay una estatua que recuerde a los comuneros, a los descubridores o a don Quijote, por citar algunos mitos de la historia castellana. Que se llame plaza de Castilla no implica, por supuesto, que esté dedicada a las glorias de Castilla, del mismo modo que la plaza de España, en Roma, no rinde homenaje a España, sino que toma su nombre del palacio donde se ubica la embajada española ante la Santa Sede y la Orden de Malta. En la madrileña plaza de Castilla no existen reclamos históricos semejantes; si acaso, son muy castellanos los montes de Guadarrama, que se ven a veces  a lo lejos, blancos o azules.  Desde 1960 se yergue allí el monumento a José Calvo Sotelo, líder del partido de extrema derecha Renovación Española, simpatizante declarado del fascismo y “Protomártir de la Cruzada”, que murió asesinado por pistoleros de izquierdas en 1936. José Calvo Sotelo, el de la plaza de Castilla, no era castellano ni falta que hace; si se tratara de un dirigente político demócrata, merecería un pedestal en la plaza de Castilla.
A la vista de esta plaza madrileña, nadie podrá echarle en cara a Madrid que barre para casa y antepone la historia de Castilla a otras historias: a no ser, claro está, que se entienda por Castilla la España de Calvo Sotelo. En otra glorieta de onomástica castellana, la Puerta de Toledo, se erigió un arco triunfal en honor del rey Fernando VII… Y no (¿a alguien se le pasó por la cabeza?), no honran a la Ciudad Imperial las estatuas de Fernando de Rojas o María Pacheco, la leona de Castilla. Esto es lo que le toca a Madrid por ser la capital del reino.

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