Castilla la común, 19

 

 


 

 Algunas personas que se declaran antinacionalistas son, en realidad, nacionalistas que ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Merecerían que les tirasen huevos o tomates pochos en sus mítines incendiarios, pero no seré yo quien lance el primer proyectil, pues tampoco estoy libre de culpa. Me sonrojo si en estas páginas que reivindican la Castilla común se deslizara la sombra del nacionalismo castellano, el único en que podría incurrir a estas alturas atolondradamente.
En verdad, estamos condenados a ser apátridas: no podemos ser castellanos porque Castilla no existe ni españoles, porque formamos parte de esa España a la que los españoles de bandera niegan la condición de española, ignoran y desprecian.
Se comprenderá así mejor nuestra antipatía por los nacionalismos, sus símbolos e identidades excluyentes.

 

Comentarios