Castilla la común, 24

 


 

 “¡Pueblos de Cataluña, Euskadi y Galicia! ¡Españoles todos!”, vociferó un líder político que invocaba la unidad de los españoles en la diversidad de sus pueblos. Pero el subconsciente le jugó una mala pasada y en vez de “españoles todos” se le escapó un “españoles tontos”. No pasó nada: los españoles todos le aplaudieron a rabiar; los otros ni siquiera le escuchaban.

 

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