Noticias del frente del Este, 1

 


 

 Para informarme adecuadamente sobre la guerra de Ucrania busqué en el buscador “Guerra de Ucrania”. Me salieron 119 millones de artículos en 0.66 segundos, así que me limité a leer los primeros y, por supuesto, la Wikipedia. Luego seleccioné cinco periódicos de izquierdas y cinco de derechas para contrastar los titulares. Dispuesto a la más estricta ecuanimidad, seguí la cronología del conflicto en el canal ruso RT, que alternaba con las emisiones en castellano de la CNN y la CCTV china.  Acudí, en un receso, al Diccionario Panhispánico de Dudas con el objeto de averiguar si el gentilicio de Ucrania es “ucraniano” o “ucranio”: suspiré, aliviado, al comprobar que se admiten las dos formas. Dada la gravedad de la situación, invertí una cantidad de tiempo notable en investigar las causas y antecedentes de la contienda, lo que me otorgó cierto estatus de experto en asuntos ruso-ucranianos entre mis amistades. Cuando me preguntaban quiénes era los buenos y quiénes los malos, me despachaba a gusto acusando de criminales a los capitalistas de Occidente, a los nacionalistas ucranianos y a los nacionalistas rusos. Pero este veredicto no convencía a nadie: querían un bando de malos malísimos a los que odiar con toda su alma. Sin embargo, yo no podía odiar a los rusos ni a los ucranianos. ¿Cómo odiarlos si los bosques nevados; la estepa que cruza en carreta un niño de nueve años; los obreros socialistas que se reúnen para organizar una huelga —uno de los cuales, el más simpático, es ucraniano—; las hazañas de los cosacos zaporogos; la colonia para niños abandonados que fundó un pedagogo soviético... están entre las lecturas que me han hecho crecer como persona de paz? ¿Cómo odiarlos después de haber leído su literatura? Concluí mi alegato afirmando que existen, en efecto, los héroes y que estos se manifiestan contra la guerra en las calles de Moscú, se refugian de los bombardeos en los túneles del metro de Kiev, huyen con lo puesto por las carreteras del oeste. Y yo había vivido sus vidas antes de que sus despojos se convirtieran en trending topics.

 

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