Notas de un viaje a Andalucía, 3

 

 

(Yacimientos) En Baza, la ciudad de los vivos y la ciudad de los muertos se sitúan en las afueras de la ciudad actual. La dama más famosa de Baza apareció en la ciudad de los muertos. En Cástulo los arqueólogos solo han excavado el 3 % del yacimiento iberorromano y ya se les queda pequeño el museo; el centro comercial de Linares se queda, en cambio, vacío. En Los Millares, tumbas calcolíticas y espigas de esparto.


(Castillos árabes) Me había empeñado en que el castillo de La Calahorra era una fortaleza árabe, ignorante de mí. Si está situado en una loma yerma, sobre un pueblo de casas blancas, al pie de Sierra Nevada, en medio de Andalucía, ¿qué otra cosa podía ser? Cuando me entero de que es una construcción renacentista al más puro estilo italiano, casi monto un escándalo y pido la hoja de reclamaciones.


(Mar de olivos) Me encanta el mar de olivos en Jaén, pero me reservo mi entusiasmo por respeto a los marineros que faenan en alta mar y a los agricultores que cosechan la aceituna. En los pueblos olivareros, por cierto, ¿los jornaleros aliñan la ensalada con aceite de oliva virgen extra?


(Machado) La casa de Antonio Machado en Baeza está frente al precioso edificio renacentista del Ayuntamiento. Aun así, el poeta echaba de menos el frío de Soria.


(Ciervos) Los ciervos que observamos con prismáticos pastando en las orillas del pantano del Tranco, junto a las ruinas del castillo de Bujaraiza, ya estaban allí cuando Félix Rodríguez de la Fuente filmó la berrea y todos los niños queríamos ser naturalistas.

(Sur) A los españoles del norte que dicen  “Me encanta cómo hablan los andaluces, qué gracia tienen, cómo se comen las letras” y bobadas por el estilo, hay que mirarlos con sospecha: seguro que el inglés no les suena gracioso y se lo toman muy en serio.
A los españoles del norte que se quejan de la tardanza con que son atendidos en un bar o restaurante, y achacan el mal servicio al carácter calmado o perezoso de los andaluces, hay que mirarlos con sospecha: confunden un sucedáneo de ADN con el mercado laboral de hostelería.
A los españoles del norte que contemplan estupefactos el verdor de la Sierra de Cazorla y dicen, a modo de elogio, que parece Galicia o Asturias, hay que mirarlos con sospecha. Si no se pareciera a sus paisajes del norte, ¿sería menos hermosa?

 

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