Veni, vidi, vici

 


 Si lo dijo por soberbia, el destino le jugó una mala pasada a Julio César tras derrotar a  Farnaces II del Ponto en la Batalla de Zela. Su escueta declaración de victoria: Veni, vidi, vici es lo único que realmente ha pasado a la historia de aquella guerra, figurando en todos los libros de texto de Lengua como ejemplo clásico de yuxtaposición o asíndeton; esto es, unión de varios elementos lingüísticos sin nexos que los relacionen. Las tres palabras de que consta el enunciado se pagaron, sin embargo, caras. Julio César tuvo que movilizar la legión XXII y miles de combatientes murieron en la batalla: todos ellos, soldados desconocidos, de quienes ni siquiera se acuerdan los escolares en sus aburridas clases  de gramática.


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