El muro

 


Un profesor que no era racista le preguntó a un estudiante que no era extranjero, pues había nacido en nuestro país, ni plenamente nacional, pues sus padres eran de fuera, si en su tierra las familias se reunían los domingos y comían juntos como hacemos nosotros.
En voz casi inaudible, el chico respondió que no sabía. El profesor, sin embargo, pensó que estaba distraído, y se enfadó y amenazó con ponerle un negativo.


Más tarde, otra profesora, que tampoco era racista, le preguntó:
—Dime, Amín, ¿el pan que coméis vosotros es igual que el pan que comemos nosotros?
El chico dio una respuesta evasiva y se escabulló con un chiste que provocó las risas de sus compañeros. La profesora pensó que no entendía bien nuestro idioma o no conocía bien nuestras costumbres, y solo por eso disculpó sus tonterías.


Un tercer profesor le preguntó a Amín si en sus país llovía y hacía frío en invierno, como en el nuestro. Pero el chico, ¿qué podía saber del clima de un lugar que solo visitaba en las vacaciones de verano? Así que primero asintió y luego negó y por último se quedó callado… Para entonces, los profesores habían levantado una valla tan alta entre “nosotros” y “vosotros” que le parecía imposible saltarla, y estaba harto de estrellarse contra el muro.

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