Otra vez convocados a las urnas

 


  Otra vez convocados a las urnas, a la fiesta de la democracia, y un amigo mío, que vive políticamente sin vivir en sí, sin marca electoral que le saque de la desgana, galbana, flojera o modorra que paraliza a los indecisos, ha decidido desmelenarse y votar en las próximas elecciones a un partido que se define como humanista, multiculturalista, pacifista, feminista, ecologista, europeísta y plurinacionalista. ¡Hala, quién da más! Para aclararse él mismo, pero también para  ilustrar a los que no se enteran de la misa la media y votan, aunque solo sea por cabreo, a los partidos que llaman a la Nación, Nación; y a la Libertad, Libertad; o sea, a las cosas por su nombre, sin rodeos ni complejos, mi amigo acudió con su mar de dudas a un influyente politólogo de TikTok que, previa consulta de la bola mágica, las cartas del Tarot, las vísceras de un pollo degollado y las figuras de las estrellas, le ofreció una serie de claves interpretativas, que comparte aquí con todo el maltrecho cuerpo electoral. 


Humanista significa que considera al ser humano como centro del universo, con los debidos respetos a la Pachamama, a  los animales y los animalistas, que pondrán el grito en el cielo.
Multiculturalista quiere decir que hay muchas culturas y cada una está bien en su barrio.
Pacifista es querer la paz, enfrentándose con velas y flores a los violentos.  
Feminista es lo que tendríamos que ser todos, no solo todas y todes.
Ecologista es pilotar la transición hacia una economía sostenible dejándola en manos de las empresas energéticas o automovilísticas.
Europeísta es defender Europa de los tártaros, pero no de los Estados Unidos.
Plurinacionalista supone reconocer que nuestro Estado se compone de dos o tres naciones y una España, por añadidura, rancia y vacía.


En fin, ¿es que a las líderes de un movimiento que tan voluntariosamente suma sensibilidades diversas no les enseñaron en la clase de Lengua a sintetizar la idea principal de un texto? ¿O el problema es que por huir de discursos totalitarios no hay idea principal? Sea como fuere, mi desmovilizado amigo ni se abstiene ni vota en blanco. Que el suyo es un voto del miedo, al menos malo de los males, no lo niega; que tal vez sea un voto inútil, tampoco; que desencantado, ni lo duden.

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